Si estás leyendo este artículo es posible que te haya sorprendido el titular, pues dejo constancia de que el capitalismo está basado en el ahorro tanto de familias como de empresas y no en el consumismo de estos u otros agentes económicos.
Bien, en primera instancia podríamos pensar que esto es falso, pues nuestra experiencia y «lo que ven nuestros ojos» nos dice que la sociedad y en particular la sociedad capitalista que vivimos se sustenta a base de consumir, si no consumiéramos nos moriríamos de hambre, de frío por no tener casa, etc.
Aunque esta lógica podría tener sentido no es verídica, ya que si dedicásemos toda la renta de que disponemos a consumir (si dedicásemos el 100% de nuestra renta al consumo) no nos quedaría nada con lo que poder ahorrar y prácticamente seríamos una sociedad en la que únicamente subsistiríamos.
Si siempre consumiéramos y nunca ahorráramos no se podrían llevar a cabo ni proyectos empresariales, ni inversiones en infraestructuras, ni creación de proyectos, ni mejora de productos ya existentes, ni creación de nuevos mecanismos que mejorasen nuestra productividad.
El consumo es una parte importante del capitalismo pero no es la parte esencial, la parte esencial del capitalismo es el ahorro, ya que al anteponer el ahorro al consumo inmediato estamos acumulando capital, ese capital posteriormente lo podremos utilizar para invertir e incrementar ese capital, con lo que podremos crear cualesquiera de las ideas anteriormente mencionadas.
El tío Gilito sería un ejemplo perfecto de esta teoría, ahorra muchísimo, reinvierte muchísimo y acaba viviendo de las rentas que adquiere.
Como ya he dicho, en una primera visión solemos asociar el capitalismo con el ultraconsumo que podemos ver hoy en día, compramos montones de cosas que no necesitamos porque tenemos una necesidad casi impulsiva de gastar el dinero que tenemos. No se promueve el ahorro, a los Estados les conviene que la población no ahorre y que se dedique a consumir masivamente, con lo que aumentarán los impuestos con los que a esta población les arrebatarán parte de su renta, al consumir de forma masiva y descontrolada al final los agentes económicos serán más dependientes de este Estado y con ello se justificará su existencia.
La teoría de la paradoja del ahorro sostiene que si no consumimos la economía se caerá por completo, pero esto no es cierto, ya que ni en las sociedades antiguas ni en las actuales nadie deja de consumir a pesar de que esté ahorrando, dicho de otra forma, si yo dedico una parte x de mi renta a ahorrar eso no quiere decir que no consuma, porque de algo tengo que alimentarme, vestirme, etc. Lo que ocurrirá es que reduciré el gasto en bienes o servicios que no sean de naturaleza de necesidad y dedicaré esa parte a ahorrar para poder invertir o simplemente para gastar en el futuro en algo que me de mayor satisfacción.
Keynes se equivocaba en su paradoja de la frugalidad, porque al dar por hecho que si se deja de consumir la economía se destruirá está dando a entender que algunos sectores de la economía no tendrán la capacidad suficiente como para reorganizarse ni para invertir mejor sus medios, por lo que no mejorarán sus procesos productivos y por lo tanto quebrarán.
Es importante favorecer el ahorro tanto de familias o individuos, como el de empresas.
El simple hecho de que al Estado no le haga ni pizca de gracia que ahorremos ya debería ser motivo más que suficiente para hacerlo.