Pablo Iglesias ha vuelto de su baja por paternidad y lo ha hecho centrando su discurso en atacar a los medios de comunicación, los que según él no dedican sus espacios a decir la verdad, ni a contar las cosas que verdaderamente importan.
Critica que los medios de comunicación sean organizaciones privadas que responden ante los intereses privados de millonarios y le disgusta que, por ejemplo, Berlusconi sea propietario de Telecinco.
Esta cortina de humo que está usando Podemos, y sobretodo Iglesias, no es nada nuevo, desde hace mucho tiempo han venido denunciando que se han hecho campañas en su contra, han jugado sucio y ha cuestionado si los medios privados deberían convertirse en medios públicos para así «decir la verdad».
Pablo Iglesias no es nuevo en esto, sabe perfectamente que desviar la atención hacia la prensa hace que no se hable tanto de los conflictos internos de Podemos, de las espantadas de sus miembros y de las bajas de los principales fundadores de la formación morada.
De todo lo que ha mencionado Podemos en cuanto a las televisiones, medios de comunicación, etc, aparecen dos interrogantes.
El primero es: ¿Existe algún medio de comunicación que sea imparcial?
La respuesta es claramente que no, no puede existir ningún medio imparcial de la misma manera que no existe ninguna persona que sea imparcial, todos los seres humanos tenemos nuestros sesgos ideológicos, por lo que criticar que los medios no sean imparciales es una estupidez.
Por otro lado cabe preguntarse, ¿qué es la imparcialidad para Pablo Iglesias?
Pues para Pablo la imparcialidad debe ser la de Ignacio Escolar, la de Ana Pardo de Vera, la de Antonio Maestre, etc.
Que no digo que ellos sean los únicos que no son imparciales, nadie lo es.
Otra cosa bien distinta es que nos pueda gustar más o desagradar más las cosas que dicen unos que las que dicen otros, ya que eso está relacionado con el sesgo político que tenemos cada uno.
Lo que Podemos cuestiona realmente es si la prensa debe estar financiada por grandes poderes económicos, que según ellos van en contra de todo lo que dice Podemos. Iglesias cree que deberían iniciar los telediarios con noticias más importantes a su juicio, contar las cosas de otra forma, etc.
En relación a esto último es tan simple como decir que las televisiones y los medios de comunicación son medios privados, a nosotros nos puede parecer bien o nos puede parecer mal lo que digan o escriban, pero no podemos interferir en lo que escriben o dicen, porque de esta manera lo que estamos es atacando a la libertad de prensa, tendemos a creer que los medios de comunicación tienen que escribir o directamente pensar como a nosotros nos gustaría porque lo nuestro es la verdad absoluta pero no, los medios atienden a sus intereses porque es de eso precisamente de lo que viven, y está bien que así sea.
Otra cosa que me llamó la atención en la entrevista en La Sexta Noche es que ante el recordatorio que le hizo el presentador a Pablo Iglesias sobre que en su programa siempre había sido bienvenido y que había tenido total libertad para decir lo que quisiera incluso antes de ser político, Pablo dijo: «faltaría más», aludiendo a los 5 millones de votantes que tiene Podemos.
Entonces me pregunto, si Pablo dice que «faltaría más» que un político que representa a x número de ciudadanos salga en una televisión privada, ¿significa eso que él invitará a «La Tuerka» a Santiago Abascal si saca 1 millón de votos en las próximas Elecciones?, porque es lo que está exigiendo a las televisiones privadas. Recordemos que Abascal ya estuvo en La Tuerka allá por 2015 con Monedero de presentador.
Es lo mismo de siempre, los medios privados no tienen la obligación de llevar a nadie en particular a sus programas, y por eso Pablo Iglesias tampoco tendría la obligación de llevar a Abascal a su programa si este consiguiera un millón de votos en las Elecciones.
Si Podemos o cualquier otro partido político creen que se está difamando contra ellos tienen el derecho a defenderse en los juzgados, pero prohibir que se digan determinadas cosas no es la solución.
Es bueno para una democracia que existan medios de comunicación tan variopintos como La Sexta, 13TV, La Tuerka, Telecinco, Antena 3, El País, El Mundo, El Diario o Público.
Existe una variedad enorme de medios y el público es el que elige lo que quiere consumir, otra cosa es si el público se puede llegar a creer todo lo que escriben o dicen dichos medios, pero me parece a mí que restringir la libertad de los medios no es un camino que conduzca al hallazgo de la «verdad».