Los liberales e incluso algunos conservadores han manifestado a lo largo de la historia la famosa frase de que «Los impuestos son un robo».
Pero más allá del fuerte impacto que esta frase pone de relieve, es una verdad que pocas veces sale a la palestra del debate popular.
¿Por qué los impuestos son un robo?
En primer lugar habría que ver el origen de los impuestos, que como su propio nombre indica son «impuestos» y no voluntarios. De hecho, procede del latín «coactio, coactionis» que significa arrebatar por la fuerza algo. Los impuestos son tan antiguos como la propia humanidad y siempre ha existido un organismo que se ha nutrido del dinero de los demás.
Por tanto, cuando nos hablan de que los impuestos son solidarios es una falsedad enorme, ya que para que un hecho sea solidario ha de ser en primer lugar voluntario, y la voluntariedad es lo opuesto a los impuestos. Un acto voluntario sería una donación o cualquier tipo de aportación que nazca de la voluntariedad de esa persona, si yo obligo a una persona a que me de 100 euros esa persona no está siendo solidaria conmigo, está siendo robada.
Por otro lado habría que ver de qué manera están respaldados los impuestos, es decir, qué ente provoca que se cumpla de forma sistemática y hace que no se puedan dejar de pagar, y ese ente es la violencia estatal. Si un ciudadano decide negarse a pagar impuestos ese ciudadano, en última instancia, acabará en la cárcel encerrado en contra de su voluntad. Es verdad que todas las acciones que lleva a cabo un Estado están respaldadas con esta violencia estatal (ejército), pero al igual que hay normas que sí que son legítimas también existen otras que no lo son.
Es la violencia estatal la que da legitimidad a los impuestos.
Una duda razonable es cómo se organizaría la sociedad en ausencia de impuestos. La respuesta es sencilla, si a los ciudadanos no se les quita casi la mitad de sus rentas en impuestos esos ciudadanos podrían satisfacer las mismas necesidades que a día de hoy pero con una diferencia, y es que tendrían la posibilidad de elegir que servicios quieren recibir y cuáles no, a que hospital quieren ir, a que colegio quieren llevar a sus hijos, etc.
Hoy en día son las propias clases medias las que le están pagando las prestaciones sociales a las otras clases medias, todo esto mediante la rapiña del Estado de por medio.
Desde un punto de vista liberal ningún impuesto es legítimo, pero sí podrían validarse algunos que sirvieran para que aquellas capas más desfavorecidas de la sociedad no se quedasen descolgadas. Como podrían ser aquellos impuestos que servirían para que no quedasen sin sanidad, educación y unas mínimas prestaciones hasta que encontrasen un nuevo empleo.
«Es preferible una acción voluntaria como una donación antes que una acción que coloca la pistola en la sien del contribuyente»