El pasado domingo se publicaron unas declaraciones del economista Thomas Piketty en las que proponía un impuesto del 90% sobre el patrimonio de los más ricos del mundo, es decir, aquellos que acumulasen más de 1.000 millones de euros, para así poder dotar con 120.000€ a todos los jóvenes que cumplieran 25 años.
Estas declaraciones corresponden al último libro del economista francés, «Capital e Ideología».
Decía lo siguiente Piketty:
Por muy rocambolesca que parezca esta idea, y de hecho lo es, no es la primera vez que el economista francés propone una idea de este tipo, recordemos que también ha propuesto que el Gasto Público sobre el % del PIB se eleve hasta alcanzar el 66%, es decir, pasar del 40% (de media) actual a más de la mitad.
¿Qué supondría esta medida para los ciudadanos?
Pues independientemente de si esos ciudadanos son ultraricos, ricos, pobres o ultrapobres, lo que significaría es acribillar (más aún) a todas las clases de trabajadores y arrebatarles mucho más de la mitad de lo que ingresan, bastante más que ahora.
Si alguien piensa que este tipo de medida se puede llevar a cabo sin ninguna consecuencia negativa sobre las clases más modestas, está equivocado.
Actualmente en la Unión Europea son las propias clases medias las que sostienen el grueso del Estado del Bienestar, mientras que en España está por debajo del 60%, en el resto de Europa se ubica por encima de esta cifra.
Por tanto, para poder incrementar el tamaño del Estado del Bienestar se tendría que machacar muchísimo más a aquellas personas que ya sostienen el grueso del Estado del Bienestar.
Volviendo a la propuesta inicial de Piketty, hay varias razones por las que no se podría llevar a cabo una idea de semejante calibre.
La razón más importante por la que no funcionaría esta idea es muy simple, y no es otra que por puras matemáticas:
El club de los mil-millonarios, es decir, aquellos que tienen un patrimonio superior a los 1.000 millones de euros, asciende a unas 2.100 personas. El valor conjunto de toda la riqueza de este club de ultra-ricos equivale a 8’9 billones de euros.
Si los 8’9 billones de euros, los repartiésemos de forma íntegra a los ciudadanos más pobres del mundo (que según el Banco Mundial serían en torno a 1.900 millones de personas) nos quedaría con que cada persona recibiría 4.700€ de una sola vez.
Es decir, aún robando toda la riqueza al club de los más ricos y dándoselo a los más pobres no conseguiríamos que esos pobres salieran de la pobreza y de camino habríamos destruido empresas y modelos de negocio tan eficientes como Amazon, Inditex, Microsoft, Facebook o Google. Esto último sería así porque el patrimonio de los más ricos no es únicamente el dinero líquido que tienen, sino el valor de mercado de sus activos.
Aún en el caso de que diéramos por buenas las estimaciones de Piketty, seguirían existiendo objeciones al respecto.
En primer lugar, porque requeriría de la unión de todos los países del planeta para implantar este impuesto y a su vez un mecanismo global para que los ricos no tuvieran forma alguna de evitar ser atracados de esta manera.
En segundo lugar, parece que Piketty tiene la sensación de que los ricos y ultra-ricos son personas que se van a quedar paradas mientras les expropian el 90% de su patrimonio, y que no harán todo lo posible para evitarlo.
Por último, pensar que no habría ningún altercado por parte de los ricos que están siendo saqueados, es bastante inocente.
En definitiva, tendremos que esperar a poder leer el extracto del libro de Piketty para poder saber con precisión cómo se haría y qué beneficios se derivarían de ello, pero lo que está claro es que es algo altamente improbable de llevarse a cabo.