A pesar de que solemos asociar el feminismo con los postulados más radicales que se producen dentro de este y de las muchas corrientes que tiene el feminismo, este no deja de ser un conjunto de todas estas distintas formas de ver y hacer feminismo.
Con frecuencia, y como tiende a suceder con muchos otros movimientos, en el feminismo se le da mayor voz y mayor altavoz a quienes tienen posturas más radicales, que tiran más del sentimentalismo que de los argumentos y que usa el chantaje emocional como forma de imponerse.
Esta es una de las razones por las cuales mucha gente se opone al feminismo y también muchos liberales, que consideran que el feminismo es incompatible con el liberalismo, pues el feminismo sería otra forma de colectivismo que socavaría las libertades de cada individuo en favor de un colectivo.
El principal obstáculo que ve el liberalismo en el feminismo es la «igualdad de oportunidades», y es aquí donde creo que existe una equivocación por parte de cierto sector de liberalismo.
Desde este sector del liberalismo se cree que la llamada «igualdad de oportunidades» quiere decir que todas las personas debemos partir de la misma posición a la hora de poder acceder a cualquier bien o servicio que queramos acceder, es decir, que si queremos que todos tengan las mismas posibilidades de acceder a una educación universitaria, todos deberán tener una riqueza similar y por lo tanto se debería redistribuir la riqueza hasta alcanzar esta igualdad material.
De la misma manera funcionaría para cualquier otra actividad, pero es aquí donde radica el error, porque no podemos confundir la «igualdad de oportunidades» con la «igualdad de partida», es decir, que todos tengamos la oportunidad de acceder a infinidad de cosas no significa que todos tengamos que partir de la misma situación.
Igualdad de oportunidades quiere decir que todos, independientemente de nuestra situación, raza, sexo, origen, religión, condición sexual, etc. podamos acceder a cualquier bien o servicio, a cualquier trabajo, a cualquier posición en la sociedad, etc.
Igualdad de oportunidades quiere decir que todas las personas tengamos la posibilidad de acceder a las mismas cosas, aunque unos tengan una mejor posición de partida y otros una peor. Se trata de no impedir a nadie el poder acceder a aquello que quiere acceder siempre y cuando no vulnere los derechos y libertades de otra persona.
Como es lógico, esto es algo que no podemos controlar al 100% sino que es algo a lo que debemos aspirar, tanto la igualdad de oportunidades como la igualdad jurídica son los principios mínimos que debemos tratar de cumplir de forma escrupulosa.
La igualdad ante la ley es de sobra conocida por todos, y es la de que cada persona esté sometida de igual forma a la ley, que nadie esté en una situación diferente por ningún tipo de razón.
Estos dos pilares básicos son propios del liberalismo, alguien me podría argumentar que si siendo estos dos valores propios de la tradición liberal, ¿para qué mezclarlos con el feminismo?
Por la sencilla razón de que hay que reivindicar que no existe un sólo feminismo, ni que el liberalismo es ajeno a esta batalla, desde el liberalismo también se debe decir que este feminismo es propiamente liberal y que, por tanto, el liberalismo es también feminista. Hay que recordar que no existe una forma de hacer feminismo, que no sólo existen los postulados más absurdos y liberticidas, sino que también existe un feminismo que busca la única igualdad que es posible sin caer en la destrucción de la libertad del individuo: La Igualdad de oportunidades y la Igualdad ante le ley.