En las últimas semanas, la eclosión de este virus al que se asemeja con la gripe aunque tiene una tasa de expansión mucho mayor, ha supuesto una alarma mundial, en el momento en el que escribo este artículo ya se ha cobrado la vida de más de 1.100 personas (según las autoridades chinas), aunque por fortuna se han curado algo más de 4.200 personas (también según las autoridades chinas).
Al margen de que evidentemente supone un problema a nivel social, también supone un problema a nivel económico y en cómo se va a comportar la economía a raíz de esto, por varios motivos:
China representa el 15% de todo el PIB Mundial, por lo que cualquier cosa que le suceda (tanto positiva como negativa) va a repercutir de manera directa o indirecta en el resto de economías, y lógicamente un virus que trae consigo pánico y muertes no va a traer cosas positivas. Las estimaciones sobre el crecimiento de la economía china tienden a la baja, que harían que la economía del gigante asiático creciera a un ritmo del 5% en los próximos trimestres en lugar del 6% (o más) al que nos tiene acostumbrados desde hace décadas.
China desde el año 1991 ha crecido siempre por encima del 6%, siendo las tasas de crecimiento de los últimos años las «más bajas» de su historia reciente, un crecimiento que también es normal que se redujera debido a que no se podía seguir creciendo de la manera en la que estaban creciendo de una forma permanente. El pico de mayor crecimiento chino durante este tiempo fue en el año 1992 y en el año 2007 con un 14’2% de crecimiento anual, un crecimiento muy superior al del resto de países con economías desarrolladas.
La guerra comercial con Estados Unidos y la eclosión del Coronavirus no han ayudado a que estas estimaciones rebajen su pesimismo, sino que han acrecentado estos temores.
En el conjunto de las economías mundiales, la propagación de este virus podría llegar a costar 280.000 millones de dólares que harían que la economía mundial no creciera trimestralmente desde el año 2009, año en el que estábamos inmersos en pleno inicio de la mayor crisis económica de los últimos 20 años.
Obviamente, un coste de estas magnitudes tiene una repercusión más o menos importante en las economías dependientes de China, que son prácticamente todas las economías del mundo (cada una en mayor o menor medida).
Estas consecuencias ya se están dejando ver de manera más directa en la menor producción de grandes empresas, como es el caso de Nissan, Ford, Tesla, Peugeot, General Motors o Toyota. Todas ellas han disminuido o prevén disminuir su actividad debido a la falta de componentes y bienes intermedios procedentes de China que necesitan para poder proseguir con su actividad, y también debido al miedo existente entre sus propios trabajadores. Este sector, el del automóvil, es un sector importante dentro de la economía mundial y que también arrastra a otros países como Estados Unidos o Alemania.
Es verdad que tampoco podemos hacer muchos más análisis de cómo va a repercutir todo este problema del Coronavirus, ya que es pronto para hacer valoraciones sobre cosas que aún no han ocurrido y sobre lo que no tenemos datos suficientes para poder analizar, pero con lo que tenemos podemos decir que este virus está afectando de forma negativa y que va a seguir afectando de forma negativa.
La cuestión está más bien en cómo va a seguir afectando y en cómo intentar minimizar el daño que va a suponer para la economía mundial, porque si China lo pasa mal el resto de economías mundiales también lo van a notar, tanto de forma directa como de forma indirecta.
Al margen, como ya digo, de un problema sanitario serio es también un problema económico que puede paralizar la economía mundial y con ello ralentizar mucho el crecimiento económico de los próximos trimestres y años.