¿Democratizar la economía?: La democracia y el libre mercado.


Seguramente cualquiera que esté leyendo este artículo haya leído o escuchado alguna vez aquello de que como sociedad tenemos la necesidad de «democratizar la economía», sin tener que hacer mucha memoria recuerdo habérselo escuchado decir a Íñigo Errejón y a Pablo Iglesias, además de a otras personalidades de la izquierda internacional, como a la argentina Cristina Fernández de Kirchner.

¿Qué quieren decir con «democratizar la economía»?

Primero vamos a escuchar de su propia voz lo que nos dicen tanto Íñigo Errejón como Pablo Iglesias.

Errejón decía que había que «democratizar la economía, democratizar los recursos de todos y que había que poner la riqueza colectiva al servicio de las necesidades colectivas

Antes de proseguir con el propósito del artículo hay que hacer una réplica a las palabras de Errejón, ya que no es verdad que exista la «riqueza colectiva», existe la riqueza que tiene cada persona, existe el patrimonio que ha acumulado una persona, pero no existe una especie de riqueza conjunta entre todas las personas de un país. La riqueza es propiedad privada de cada persona. Tampoco existen las necesidades colectivas, al igual que con la riqueza, existen las necesidades individuales que pueden ser común entre distintas personas, pero eso no implica que sean colectivas. El término «democratizar la economía» lo analizamos más adelante.

Por otra parte, Pablo Iglesias decía esto otro al hilo de la democratización de la economía.

Cuando Pablo Iglesias e Íñigo Errejón hablan de estos términos, de democratizar la economía, se están refiriendo abiertamente a nacionalizar aquellos sectores económicos y aquellas empresas que ellos consideren oportunas para acumular más poder. Como bien le espetó el periodista Manuel Llamas a Íñigo Errejón, cuando hablan de democratizar la economía en realidad están diciendo que quieren expropiar empresas privadas y convertirlas en empresas públicas.

Aquí vuelvo a hacer un pequeño inciso en las palabras de Iglesias sobre las 100 empresas que más contaminan del mundo ya que en su gran mayoría, como ya explicamos en un artículo hace unos meses, son de entidad pública.

¿Se ha de democratizar la economía?

Cuando hablamos del enorme poder que tienen las multinacionales o las grandes empresas parece que se olvida ,adrede, el cómo han conseguido estas grandes empresas ese poder, y si esas empresas han adquirido el poder de mercado que tienen al ofrecer un mejor servicio a una mejor calidad y a un mejor precio que sus competidores, entonces estamos hablando de que no hay nada más democrático que el libre mercado.

Esta es la clave del asunto, porque si estas grandes multinacionales como Inditex, Coca-Cola, Facebook, Google, Microsoft o Amazon han conseguido el poder que tienen gracias a que cada ciudadano elige mediante su dinero (su voto) que quiere adquirir los bienes o servicios que les proporciona una determinada empresa, esta empresa estará creciendo y estará aumentando su cuota de mercado gracias a que estos ciudadanos eligen que esta empresa crezca, ya que no hay otra empresa que les ofrezca un mejor servicio.

Si son los ciudadanos los que eligen qué empresas prosperan y cuáles no, ¿qué hay más democrático que eso?. Otra cosa bien distinta, y sí se ha de criticar, es que algunas de estas empresas puedan disfrutar de concesiones estatales y de privilegios que restrinjan la competencia y que por tanto les beneficie, pero si estas empresas no disfrutan de ninguna concesión estatal en comparación con el resto de empresas y son los ciudadanos los que deciden libremente consumir o no consumir sus productos, entonces no habrá nada que objetar.

Si Coca-Cola tiene mucho poder sobre el resto de bebidas refrescantes es porque mucha gente prefiere tomar Coca-Cola a cualquier otra marca de bebida de refrescos, si Google tiene mucha más cuota de mercado que otros buscadores de internet es porque la gente elige realizar sus búsquedas por Google, igual que ocurre con Microsoft, Apple o Amazon.

Es el libre mercado el que permite que se creen y desarrollen nuevos productos que satisfagan nuevos deseos o necesidades, si la población cree que un producto merece prosperar y que, por tanto, comprarán porque entienden que va a satisfacer sus necesidades o deseos, este producto tendrá más demanda y las empresas que ofrezcan este producto crecerán. Si por el contrario la gente considera que ese producto no tiene ningún tipo de valor y no están dispuestos a pagar por consumir ese bien o servicio, ese producto no tendrá cabida en el mercado o tendrá una cuota muy pequeña.

Con lo cual, si cada persona elige activamente y cada día qué productos compra y cuáles no, qué servicios compra y cuáles no, está eligiendo que empresas son las que merecen seguir prosperando y cuáles son las que tienen que cambiar su forma de negocio con el fin de satisfacer mejor las necesidades y deseos de los consumidores.

Cada ciudadano a lo largo de cada día de su vida lleva a cabo multitud de acciones y decisiones que le llevan a elegir entre una cosa u otra, cada decisión tiene una repercusión en si seguirá creciendo o en si desaparecerá esa marca.

Este poder de decisión lo tenemos cuando leemos un determinado periódico u otro, cuando usamos una red social u otra, cuando escuchamos una radio u otra, etc.

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En definitiva, no hay nada más democrático y que ponga más al ciudadano en el centro que el libre mercado, un mercado en el que no caben los privilegios estatales a ninguna empresa bajo ninguna excusa.

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