Hace unos días publiqué una breve serie de tuits en relación al término «neoliberalismo» y hoy quiero plasmarlo en este artículo, incluyendo algunas cosas que no mencioné en su momento y que nos ayudarán mejor a comprender los múltiples significados que llega a tener el término «neo-liberal», porque dependiendo de quien emita el término este tiene un significado que en muchas ocasiones ni el emisor es capaz de definir.
Empezamos por lo principal y más importante, ¿cuándo surge el término «neoliberal»?
El término «neoliberal» lo acuña el intelectual marxista Max Adler, en el año 1922 en su libro «Die Staatsauffassung des Marxismus (El concepto del Estado del marxismo)», como una crítica hacia Ludwig von Mises por su libro «Nación, Estado y Economía», en el que califica a la obra de Mises como «el neoliberalismo más nuevo y más celoso» («Der neueren und eifervollsten des Neoliberalismus»).
A esta crítica le siguieron otras, como la del también intelectual marxista Alfred Meusel, en la que nombraba a la obra «Socialismo» (1922) de von Mises en el título de esta crítica llamada «Der Neu-liberalismus» para la revista «Die Gesellschaft».
No sólo Mises fue objeto de críticas por parte del bando marxista, sino que también lo fue por parte del bando fascista o en aquel momento proto-fascista como fue Othmar Spann, un declarado anti-liberal, anti-socialista y un fuerte defensor del estatismo que posteriormente se unió al Partido Nazi, en el que hacía la siguiente crítica a lo que él entendía como «neo-liberalismo» en su libro «Types of Economic Theory» en el año 1929 (versión inglesa):
Como vemos, Spann hace una referencia a la «Tendencia Neoliberal», para posteriormente criticar a los teóricos de la utilidad marginal. En resumen, este sería el inicio del término «neoliberal» en la historia, pero no se queda esto aquí.
Fue en 1938 cuando Alexander Rüstow, economista alemán declarado socialista, intentó darle una definición al «neo-liberalismo» de su propia mano, intentando buscar una «Tercera Vía» entre el liberalismo clásico y el socialismo, una versión (según Rüstow) en la que trataría de reunir o conjuntar las mejores ideas del liberalismo con las mejores ideas del socialismo.
En la actualidad hay quienes se consideran a sí mismos «neo-liberales» y se siguen encuadrando en la misma ideología de Rüstow, es el caso de James Bradford DeLong (profesor de Economía en la Universidad de California) y de Samuel Hammond (Niskaten Center), quienes tienen una visión mucho más cercana a la socialdemocracia que vislumbraba Rüstow que del liberalismo clásico.
De hecho, los gobiernos que se ponen como ejemplo de precursores y abanderados del «neo-liberalismo» son gobiernos como los de Ronald Reagan en Estados Unidos o Margaret Thatcher en Reino Unido, y no fueron precisamente gobiernos que redujeron brutalmente el tamaño del Estado del Bienestar, de hecho Reagan lo aumentó y si bien Thatcher lo redujo no es menos cierto que lo dejó en un tamaño similar al que tiene hoy en día Reino Unido, además de ser gobernantes que potenciaron mucho el poder del Estado.
Entonces, ¿no hay nadie que se considere neoliberal y que sus ideas estén enmarcadas en el liberalismo clásico y no en la socialdemocracia?
La respuesta es sí, es el caso de los autores Matthew Lesh, Jack Powell y Matt Gillowdel que redactaron y expusieron el «Manifiesto Neoliberal»(2019), estos autores de origen británico sí que sostienen ideas mucho más en la línea del liberalismo clásico que en la línea de la socialdemocracia, no en vano también hay que reconocer que estos autores tienen muy poco recorrido académico y poco reconocimiento, por lo que es bastante complicado que cuando la mayoría de quienes usan el término «neoliberal» se estén refiriendo a estos tres autores británicos.
Para que veamos el nivel de vaciedad que tiene el término «neo-liberal», ya que cada cual lo interpreta de una manera distinta y no hay una definición clara sobre ello, se llevó a cabo un estudio por parte de los politólogos Taylor Boas y Jordan Gans-Morse en el año 2009 en el que se dedicaron a revisar 148 ensayos publicados entre 1990 y 2004 con el objetivo de encontrar distintas definiciones de neo-liberalismo y tratar de dar una respuesta a esta cuestión.
Algunas de las conclusiones que sacan después de llevar a cabo este análisis son las siguientes:
«El significado de neoliberalismo jamás se debate y a menudo ni siquiera se lo define. Como consecuencia, no es que nos hayamos encontrado con demasiadas definiciones, sino con demasiado pocas»
«Los resultados de nuestro análisis de ensayos académicos confirman que el uso negativo del término ‘neo-liberalismo’ supera amplísimamente sus usos positivos»
«Un indicador significativo de la connotación negativa del término es que prácticamente nadie se identifica como neoliberal, aunque los intelectuales frecuentemente asocien a otros (políticos, consejeros económicos e incluso compañeros académicos) con este término. Aunque un quinto de los artículos sobre neo-liberalismo en nuestra muestra se referían destacadamente a otras personas como neoliberales, en toda nuestra investigación no descubrimos ni un solo ejemplo contemporáneo en el que el autor use el término de forma autodescriptiva.»
Con lo cual, no es que cuando estamos hablando de «neoliberalismo» lo estemos haciendo en base a una definición bien conocida por todos o con un marco mínimo de ideas que compartan todos, es que no se tiene la más remota idea de la definición que tiene aquello que se está nombrando, y la forma en que se usa es a modo de insulto, cliché o broma, de ahí que se lleguen a escuchar auténticas barbaridades cuando se hace alusión al término «neoliberal».
En definitiva, hablar de neoliberalismo es hablar de cualquier cosa menos de liberalismo, ya que el significado que tiene este término se relaciona infinitamente más con la socialdemocracia que no con el liberalismo.