El liberalismo es una filosofía política que va mucho más allá de lo puramente económico, o de las libertades económicas, pues estas libertades económicas no son más que la consecuencia directa o indirecta de la libertad más importante: la libertad individual.
Dentro del liberalismo el eje fundamental es el individuo, por tanto no es ni la causa económica, ni una determinada causa social lo que primará por encima de esta, esto hay que dejarlo bien claro desde un principio.
A lo largo de toda la literatura liberal nos podemos encontrar con distintas definiciones de liberalismo, todas encuadradas en unos mismos principios básicos, y de las que destacaré dos que me parecen especialmente acertadas.
La primera y más completa es la definición del autor malasio Chandran Kukathas:
El liberalismo es una corriente política que responde a la diversidad humana proponiendo instituciones que permitan la coexistencia de las distintas creencias y estilos de vida; el liberalismo acepta como hecho la pluralidad de la vida (la multiplicidad de valores morales y religiosos del mundo moderno) y en consecuencia promueve la tolerancia. El liberalismo se diferencia de otras filosofías políticas en su oposición a la idea de un orden social orgánico y espiritualmente unificado en el que los intereses de los individuos se hallan en perfecta armonía con los intereses de la comunidad. Los individuos tienen fines diferentes y no un objetivo común que todos deban compartir: por tanto, esos fines individuales por necesidad entrarán en conflicto. La problemática reside no en erradicar esos conflictos, sino en regular [los términos de su coexistencia].
Y en segundo lugar, y siendo más breve e impactante, la siguiente definición del autor argentino Alberto Benegas Lynch:
«El liberalismo es el respeto irrestricto por el proyecto de vida del prójimo»
Al ser una filosofía que pone al individuo en el eje fundamental, esta trata de dar cabida a los distintos modos de vida y tratando de solucionar aquellos conflictos que surjan en esta convivencia entre los distintos modos de vida, con lo cual todos aquellos intereses sociales y problemas sociales que puedan surgir son tremendamente importantes para el liberalismo, pues se tratan en definitiva de intereses que afectan a los individuos.
Cuando hablamos del individuo no debemos caer en el error de pensar que hablamos de individuos atomizados que no tienen relación alguna con el resto de la sociedad, algunos detractores del liberalismo llegan a hacer una representación tan burda del liberalismo y de su importancia a la figura del individuo que parece que se estén imaginando un mundo en el que hay multitud de islas y en cada isla hay una persona que no tiene relación ninguna con el mundo. Como si hubiera 7.700 millones de «Robinson Crusoe» repartidos por el mundo.
La importancia del individuo no niega en ningún momento que éste tenga la necesidad de interactuar con el resto de la sociedad, pues somos seres sociales que necesitamos cooperar con otros seres humanos tanto para satisfacer nuestros intereses personales como para satisfacer nuestros intereses profesionales. Nadie niega la posibilidad de los individuos de asociarse entre sí de forma voluntaria para conseguir sus fines, al fin y al cabo esa es la misión de los grupos.
El liberalismo tampoco niega que los individuos puedan asociarse para tratar de influir pacíficamente en la percepción que tienen otros grupos de personas sobre diversos temas que trataremos a continuación (unos en esta parte y otros en la próxima parte), como: feminismo, aborto, gestación subrogada, despenalización de las drogas, eutanasia, inmigración, adopción homosexual, matrimonio homosexual, prostitución, igualdad de oportunidades, etc.
1) Feminismo.
El liberalismo siempre estará del lado del feminismo que persiga el objetivo que viene marcado en su definición [Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre], es decir, el feminismo que abogue por la igualdad jurídica entre hombres y mujeres.
Ahora bien, que todos seamos iguales ante la ley no quiere decir que socialmente no exista ningún tipo de discriminación. Históricamente y en la actualidad, aunque afortunadamente cada vez menos, la mujer ha tenido un papel secundario dentro de la sociedad no por propia decisión de estas mujeres sino por imposición de los hombres, entonces aunque hayamos establecido la igualdad jurídica es verdad que aún existen desigualdades que son consecuencia directa o que vienen generadas de forma indirecta por estas desigualdades jurídicas.
Por ejemplo, el reparto de las tareas del hogar: En la actualidad no hay ninguna ley que establezca que las mujeres se tengan que ocupar mayormente de estas actividades, sin embargo sí que hay ideas que siguen asentadas, tanto en hombres como en mujeres, que hacen que socialmente las mujeres acaben dedicándose más que los hombres a estas actividades.
Aquí el economista y escritor Juan Ramón Rallo lo explica a la perfección:
Con lo cual, es perfectamente compatible con el liberalismo un feminismo que abogue por intentar cambiar la percepción, las ideas, las instituciones sociales, etc a través de una actividad pacífica y por vías no estatales.
2) Aborto
Este es quizás uno de los temas que más controversia crea dentro del movimiento liberal, por un lado están los que se posicionan a favor del aborto en tanto en cuanto la vida de la madre prevalece sobre la vida del feto, por otro lado están quienes ven como una agresión e incluso asesinato el hecho de que una mujer aborte, dando más importancia en este caso a la vida del feto antes que a la vida de la mujer, y en último lugar están quienes tienen dudas sobre esto.
Si tuviera que posicionarme, diría que estoy a favor de que el aborto sea legal, no queriendo decir que sea partidario de incitar a la gente a que aborte (algo absurdo), sino que aún teniendo yo mis dudas sobre esta cuestión, sí entiendo tanto a quienes son partidarios del aborto como a quienes no, y por tanto no puedo imponer mis dudas o mis posiciones al resto. Tanto con este tema en concreto, como con algunos otros temas que veremos más adelante la despenalización de una actividad no quiere decir que se esté a favor de dicha actividad o que se practicaría llegada la ocasión, sino que no se pueden penalizar este tipo de actividades.
Cada uno tiene su propia opinión sobre el aborto y es perfectamente legítimo, es por ello que cuando debatimos acerca de esto debemos ser muy cuidadosos.
3) Gestación subrogada
En cuanto a la gestación subrogada ya expliqué mi posición en este artículo aunque volveré a mencionarla de forma muy resumida.
Si hablamos de gestación subrogada estamos hablando de un acto voluntario por el cual una mujer lleva a cabo un contrato con beneficios económicos (y no necesariamente ha de ser con beneficios económicos), por el cual se queda embarazada y da a luz a un bebé para otras personas que se convierten en los progenitores de ese bebé.
Esta definición, punto por punto, es perfectamente compatible con el liberalismo y tiene perfecta cabida dentro de éste, ahora bien, lo que no tendrá cabida nunca es un acto forzado por parte de nadie, ni la trata de personas, ni la esclavización, ni nada que se asemeje a este tipo de actitudes y acciones.
4) Igualdad de oportunidades
Si con igualdad de oportunidades estamos haciendo referencia a tratar de equilibrar la balanza en el sentido de que todos los seres humanos partamos de exactamente la misma base (situación económica, educación, alimentación, etc) y que tengamos acceso a las mismas oportunidades independientemente de si una persona ha hecho más méritos que otra, ha sido más hábil que otra, etc, estaremos hablando de una igualdad de oportunidades que no es compatible con el liberalismo, pues para que todo esto se pudiera llevar a cabo se tendrían que violar multitud de derechos básicos del ser humano y sería prácticamente imposible de realizar.
En cambio, si cuando hablamos de igualdad de oportunidades nos estamos refiriendo a que todos los individuos han de tener las mismas oportunidades de acceder a un determinado bien/servicio o a una determinada profesión, y no que una parte se vea privilegiada en perjuicio de otra parte que se ve perjudicada, entonces esta «igualdad de oportunidades sí que será compatible con el liberalismo, pues de lo que se trata es de que todos los individuos, con independencia de cuál sea su origen, puedan acceder a todo aquello a lo que pueden acceder los demás.
Uno podría argumentar que para esto ya existe la igualdad de derechos, y no estaría mal encaminado, pero de lo que se trata es de evitar y asegurar en la medida de lo posible que no existe ningún tipo de coacción ni de interferencia entre las oportunidades de unos individuos y las de otros. No se trata sólo de asegurarlo desde el punto de vista jurídico sino que se lleve a cabo de forma efectiva, y ya sabemos que no siempre van en consonancia la una con la otra.
5) Eutanasia
La eutanasia no es más que el acto voluntario de poner fin a la vida de una persona, siendo la propia persona la que pone fin a su vida o siendo un tercero el que ayuda a llevar a cabo este acto, siempre buscando que el paciente sufra lo menos posible.
La eutanasia ha de estar permitida y ha de tener un control tremendamente exhaustivo para evitar que se puedan llevar a cabo asesinatos bajo el velo de la eutanasia, esto tiene que ser algo fundamental a la hora de legalizarla.
También se ha de llevar a cabo un proceso riguroso desde el punto de vista médico como desde el punto de vista psicológico para tratar de que el paciente que quiere poner fin a su vida esté plenamente seguro de lo que va a hacer, por lo que el proceso de la eutanasia no puede ser un proceso «exprés».
No debemos confundir el derecho a la vida con una especie de obligación a la vida.
Por tanto, y por concluir esta primera parte de «Liberalismo, mucho más allá del liberalismo económico», quiero volver a señalar la importancia de las cuestiones sociales en la vida de las personas y por tanto en toda la filosofía liberal.