Empirismo: El falso Dios.


Para empezar, definamos que se conoce por empirismo, por empirismo podríamos definir a aquella teoría que establece que la única forma de conocimiento proviene de la experiencia y de la observación de los hechos. Por ejemplo, podríamos decir que el agua moja o que la nieve está fría porque se ha observado ese hecho y porque tenemos una experiencia en base a eso.

Este artículo no busca restarle importancia al empirismo ni desmerecer por completo a la evidencia empírica, pero si señalar los límites que tiene y de lo peligroso que es basar todas las acciones o decisiones en la evidencia empírica.

Para ello trataré de usar ejemplos en materia económica que creo que serán fáciles de comprender.

Uno puede llegar a entender, sin demasiada dificultad, que la subida del Salario Mínimo Interprofesional puede llegar a ser muy perjudicial, dependerá del grado de la subida de dicho SMI, pero es innegable que una subida del SMI eleva los costes de contratación de nuevos empleados y de los empleados existentes, obviamente si hablamos de empleados que cobran el SMI.

Esta elevación de los costes de contratación afecta directamente a los trabajadores que se encuentran fuera del mercado laboral y que quieren incorporarse a este, y puede acabar afectando a aquellos trabajadores que ya estén trabajando pero que cobren el SMI.

Tengamos en cuenta que las empresas que pagan el SMI no son las grandes empresas como podrían ser Inditex, Telefónica o Iberdrola, sino que fundamentalmente afecta a las micropymes, pequeñas y medianas empresas que son la base del tejido productivo de cualquier país, especialmente en España.

Por otro lado, micropymes y pequeñas empresas son las que tienen una menor productividad, o dicho de otro modo, son las grandes empresas (tanto en España como en Europa) las que son más productivas.

En el siguiente gráfico de la OCDE podemos observar como existe una correlación entre el tamaño de las empresas y la productividad de sus trabajadores.

En el caso español, la productividad de las micropymes (de 1 a 9 trabajadores) está por debajo de la media de países de la Unión Europea, la de pequeñas empresas (10-49 trabajadores) está más o menos en línea con las de la UE, y las medianas (50-249 trabajadores) y grandes empresas (+250 trabajadores) están aproximadamente en una línea similar, en unos casos la productividad es mayor que en otros países y en otros es menor.

Con lo cual, vemos que las empresas más pequeñas son las empresas donde los trabajadores pueden aportar un menor valor añadido, de ahí que cobren salarios cercanos al al SMI o directamente incluidos en el SMI. Subirles los costes de contratación a estas empresas puede hacer que destruya empleo, que deje de crear puestos de trabajo o que haya trabajadores que pasen a la economía sumergida.

Y estas dos últimas posibilidades, tanto el empleo que se deja de crear como los trabajadores que pasan a la economía informal, son cuestiones que la evidencia empírica no puede demostrar, puesto que no se puede saber cuánto y qué empleo se ha dejado de crear como consecuencia de incrementar el salario mínimo, ni se puede saber cuántos empleados y qué tipo de trabajadores han pasado a la economía sumergida.

Por esto, y por otras cosas, es peligroso dejar en manos de la evidencia empírica cualquier tipo de decisión o acción, ya que en determinadas circunstancias podría parecer que subir el SMI no afecta al empleo cuando si afecta, que no se vean las consecuencias directas de la subida no significa que no haya tenido consecuencias indirectas que no podemos cuantificar.

Por poner otro ejemplo, también es algo fácilmente entendible que fijar un precio mínimo o máximo puede provocar desabastecimiento y escasez. Si se establece un precio máximo en los alquileres de vivienda, provocará que una parte (poca o mucha) de la oferta se retire del mercado o que no lo haga sino que mantenga su actividad en la economía informal, de la misma manera que los trabajadores «en negro». En ningún caso un control de precio provoca que se incremente la oferta, sino que esta tenderá a congelarse y/o a restringirse.

Volvemos a la misma situación, para saber esto no hace falta la evidencia empírica (aunque si ayuda), ¿o acaso es necesario llevar a la práctica un control de precios para saber que si se establece un precio máximo a los alquileres esto conllevará una disminución de los incentivos para tener pisos en alquiler?, y no solamente para tener pisos en alquiler, sino que también para mantenerlos en buen estado, para realizar las reformas pertinentes, para mejorar los servicios, etc.

Y de la misma manera que ocurría con el SMI, la evidencia empírica no puede cuantificar el número de pisos que pasan a estar alquilados en la economía sumergida, ni puede cuantificar la inversión que se deja de hacer para construir pisos.

Lo mismo ocurre con una fijación de precios máximos o mínimos en otra serie de bienes y servicios, no hace falta usar la evidencia empírica para saber que fijar un precio mínimo o máximo acarrea un desincentivo que perjudicará a la oferta.

Aquí me gustaría recordar lo ocurrido con el control de precios a las mascarillas raíz del Covid, ya que por desgracia (ya sea de manera partidista o por ignorancia) no son pocas las personas que creen que el control de precios efectuado por el ministro Garzón no sólo no perjudicó a la oferta de mascarillas sino que hasta fue favorable, para ello recuerdo este artículo que escribí en su día, donde se explica la evolución de la situación, y por supuesto el control de precios no tuvo nada que ver en el incremento de la oferta de mascarillas.

Por último, aunque no me extenderé en ello, tampoco hacía falta evidencia empírica para saber que el socialismo es imposible, tal y como explicó de forma magistral Mises en «Socialismo» en 1922, no era necesario tener evidencia del «socialismo real» (por diferenciarlo del socialismo teórico) para saber que dicha teoría ya tenía fallas muy importantes, como la imposibilidad del cálculo económico, y que lógicamente si ya en la teoría falla de esa forma es imposible de llevar a cabo tal y como se propone en dicha teoría.

Estos son algunos ejemplos que creo que son ilustrativos y que servirán para que el lector reflexione sobre la utilidad del empirismo, también hay otras muchas críticas que me dejo fuera como la de creer que un suceso ocurrido bajo unas determinadas circunstancias y características concretas no sólo es aplicable a todas las circunstancias independientemente de cualquier variable, sino que se va a volver a repetir en el futuro de la misma manera. Esta crítica más que al empirismo en sí va dirigida a aquellos empiristas que creen que algo ocurrido bajo una circunstancia es una prueba irrefutable de que va a volver a suceder independientemente de cualquier condicionante.

Como ya he dicho al principio no niego que esta herramienta sea muy valiosa e importante, pero si creo conveniente recalcar que tiene límites a los que no puede llegar, para ello hay cosas que podemos conocer a priori, como las ya mencionadas antes.

No sólo hay que tener en cuenta las cosas que el ojo ve sino también las cosas que el ojo no ve.


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