¿Puede el SMI o los impuestos altos beneficiar a los más ricos?


A primera vista, esta pregunta podría parecer un tanto sorprendente e incluso ridícula, ¿de qué manera pueden favorecer a los ricos una subida impositiva o a las grandes empresas que le suban los costes laborales?

Sin embargo, animo al lector a que lea los argumentos que quiero mostrarle. Ya tuvimos ocasión de hablar en este blog sobre si los ricos querían pagar de verdad más impuestos, para este artículo me apoyaré en algunas cuestiones que comentamos en su día acerca de esta idea.

En primer lugar, ¿por qué la subida del Salario Mínimo Interprofesional beneficia a las grandes (e incluso a algunas medianas empresas) y perjudica a aquellas más pequeñas?

Porque son las empresas más pequeñas las que copan los deciles de salarios más bajos, con un porcentaje reducido de las grandes empresas.

Así lo muestran los datos del INE en relación a los deciles de salario del año 2018:

Gráfico realizado por el economista Ángel Martínez Jorge.

Como podemos observar, las micropymes (de 1 a 10 trabajadores) son las que acumulan un mayor porcentaje de trabajadores cobrando los salarios más bajos por deciles, y siendo las grandes empresas casi testimoniales en estos deciles (3 primeros deciles). Con lo cual, vemos que si se le suben los costes laborales a las empresas más pequeñas lo que se conseguirá es destruir más empleo y/o reducir el margen de beneficios de estas empresas, ya que son las que más dificultad tienen para poder pagar salarios por encima del mínimo, debido a la baja productividad que se concentra especialmente en las micropymes.

A su vez, si como decimos estas empresas tan pequeñas (que son las que conforman el 95% del tejido empresarial) tienen más dificultades de forma añadida por culpa de una subida del salario mínimo interprofesional, llevará a muchas empresas a despedir a trabajadores, como ya ha ocurrido, y/o a reducir el margen de beneficios, y por tanto se les impedirá crecer.

¿De qué manera beneficia esto a las grandes empresas?

Muy sencillo, es una forma de eliminar competencia a través de la regulación estatal, una gran empresa puede asumir sin problemas el coste de subir en un porcentaje muy reducido de trabajadores el salario mínimo, y con esto estará creando (junto con el poder político) una barrera a la competencia de forma ilegítima. Otras barreras de entrada (diferenciación, costes, economías de escala, etc) pueden ser difíciles de superar pero no imposibles, en cambio, si una ley dice que no se puede pagar menos de x cantidad esa barrera es insalvable.

Fijémonos que todas las barreras de entrada que podríamos considerar como «legítimas» van dirigidas, en definitiva, a dar un mejor bien o servicio al consumidor, ya sea a través de dar un bien o servicio a menor coste, de forma diferenciada y que se acerce más a las necesidades y deseos que tiene el consumidor. Si la diferenciación viene por una mejor tecnología que la competencia esto repercutirá en el bienestar del consumidor, la diferenciación de la marca proporciona al consumidor una tranquilidad al saber que está consumiendo un producto de calidad que está respaldado por un cierto prestigio y que en caso de que sea un producto de mala calidad hay a quien pedir responsabilidades. La fidelización también mejora el bienestar del consumidor, ya que la empresa tratará de hacer todo lo posible por mantener a sus actuales clientes antes que encontrar otros nuevos, ya que esto último es mucho más costoso para la empresa que mantener a los actuales clientes.

La barrera de entrada que podemos considerar como «ilegítima», que es la barrera estatal a través de las regulaciones, es la que no beneficia en nada al consumidor porque está poniendo barreras a la competencia y otorgando privilegios a ciertas empresas que no mejorarán el bien o servicio a ofrecer a los consumidores.

Hecha esta pequeña observación, hay quien podría objetar que aunque pueda ser que la subida del SMI vaya a beneficiar a las grandes empresas, también beneficiaría a los trabajadores que cobran los salarios más bajos. Así que, de alguna manera, una cosa compensaría a la otra.

Sin embargo, la evidencia más reciente nos muestra que esto no es así, ya que la subida del 2017 del SMI no aumentó apenas la masa salarial, ¿esto qué quiere decir?, que si bien es verdad que algunos trabajadores vieron incrementado su sueldo, fue a costa de los trabajadores que perdieron su empleo.

Con lo cual, podemos ver que la subida del SMI beneficia en última instancia a las grandes empresas.

Otra cuestión interesante que hay que observar cuando comienzan las negociaciones entre el Gobierno, los sindicatos y la patronal para subir el SMI, es la reacción y los posteriores acuerdos a los que llega la patronal. Si bien es verdad que en un principio puede negarse a cierta subida salarial, finalmente acaban aceptando y acuerdan subir el SMI hasta cantidades que destruyen empleo y dificultan a las empresas más pequeñas. No es cuestión de ser desconfiado, sino que es cuestión de saber que estos tres organismos tienen sus propios intereses, y que el interés de la patronal está más cerca del de las grandes empresas que de las pequeñas empresas, porque de lo contrario uno no puede entender cómo firman un acuerdo que va a perjudicar claramente a las empresas más pequeñas.

Por último, toca responder a la otra pregunta que nos planteábamos al inicio del artículo:

¿De qué manera puede favorecer a los ricos una subida impositiva?

Pues porque esta subida impositiva no iría únicamente a los más ricos sino que iría a toda la población, en especial a las clases medias. Como ya pudimos comentar aquí algunos de los más ricos de Estados Unidos agrupados en «Millonarios Patrióticos» pedían subidas de impuestos para ellos… y para las clases medias.

Si los ricos sólo quisieran que les subieran a ellos los impuestos porque querrían ser «más patriotas» (confundiendo Patria con Estado) tendrían 3 vías para pagar más sin necesidad de subir los impuestos:

  1. No acogerse a ningún tipo de deducción o exención fiscal en sus contribuciones de renta ni en sus empresas.
  2. No utilizar las herramientas legales que tienen a su alcance para pagar menos de lo que legalmente pueden pagar, a través de la ingeniería fiscal (Elusión fiscal)
  3. Si creen de verdad que deberían aportar más dinero a las arcas estatales o a cualquier causa en concreto, ya tienen a su disposición la posibilidad de donar cualquier cantidad posible de su patrimonio a cualquier ONG o al propio Estado. Nada le impide a nadie donar una parte de su riqueza a una organización o al propio Gobierno.

La cuestión es que no quieren que les suban únicamente los impuestos a ellos, sino a todo el mundo, como deja ver uno de estos millonarios a partir del minuto 2:

Los motivos por los cuales estos ricos prefieren una subida impositiva que afecte también a las clases medias los expusimos también en otra ocasión, son los siguientes:

Una explicación puede ser la de crear barreras de entrada para el resto de grupos (menos ricos y clases medias), creando impuestos adicionales a los ya existentes y dificultando la acumulación de capital para estas personas. Si las clases medias ya tienen que soportar impuestos altos (no digamos ya los que están por encima de ellos en cuanto a patrimonio), una mayor penalización a la renta y/o patrimonio de estos dificultará la mayor patrimonialización de estos dos grupos.

Tampoco podemos ser ingenuos al creer que el 1% más rico no tiene instrumentos a su disposición para poder evitar, en la medida de lo posible y de forma legal, un mayor pago de impuestos. La ingeniería fiscal es accesible para todo el mundo, no es algo exclusivo de los ricos, la clave radica en que son los ricos los que tienen más margen para poder usarla.

Por ejemplo: Dos personas, un ciudadano que pertenece al grupo del 1% más rico y otro que pertenece a la clase media. Uno tiene una renta mensual de 50.000 dólares y el otro una renta mensual de 3000 dólares. Ambos pueden acogerse a exenciones y deducciones fiscales, pero, ¿cuál tiene mayor margen para usarlo?, evidentemente el rico tendría mucho mayor margen para usarlo que el ciudadano de clase media. Si lo que cuesta contratar un servicio de asesoría que permita pagar menos impuestos es mayor que el importe que te vas a ahorrar de impuestos, lo lógico es no contratar este servicio, algo que el rico no tendría ningún problema en asumir.

Con lo cual, vemos que por mucho que se diga que «esto lo pagarán los ricos» o «esto sólo afectará a las grandes empresas» no se convierte en verdad, este tipo de medidas afecta de forma más negativa tanto a las clases medias como a las empresas más pequeñas.


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