Tal día como hoy del año pasado Pablo Iglesias, el entonces Vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, anunciaba que el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos estaba trabajando en la creación de un Ingreso Mínimo Vital para, a su juicio, poder afrontar mejor la crisis del Coronavirus y que las familias más desfavorecidas tuvieran una serie de ingresos para afrontar la crisis. No obstante, la aprobación de esta medida no llegaría hasta el 29 de Mayo de 2020, así valoraba Iglesias la entrada en vigor de este subsidio:
“Hoy nace un nuevo derecho social en España, un ingreso mínimo vital […] que podemos calificar como el mayor avance en derechos sociales desde la aprobación de la ley de dependencia [en 2006]”
Por su parte, el ministro Escrivá aseguraba que este IMV pretendía llegar a 850.000 hogares y a alrededor de 2’3 millones de personas, con un coste de 3.000 millones de euros anuales. Este subsidio no sólo no venía a sustituir a la conocida Renta Mínima de Inserción (RMI) de la que disponen las distintas Comunidades Autónomas, sino que se podían complementar el IMV con la RMI. También el Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, aseveró que se aprobarían 100.000 prestaciones de oficio a principios de Junio.
No sólo no se aprobaron 100.000 prestaciones de oficio en Junio, ya que se aprobaron 74.000, sino que entre las prestaciones aprobadas de oficio y las prestaciones aprobadas de forma normal no superaban las 86.000 prestaciones con el visto bueno. A fecha de 15 de Septiembre del año 2020, el Ingreso Mínimo Vital apenas había llegado a un 10% de las familias a las que anunció que iba a llegar. Desde Junio hasta mediados de Septiembre tan sólo se aprobaron 12.000 prestaciones.
Allá por el mes de Diciembre nos llegaban nuevos datos sobre la situación del IMV, así el 16 de este mes nos informaban de que ya se habían aprobado 160.000 prestaciones que llegarían a unas 460.000 personas. Por aquel entonces, se habían aprobado 159.482 solicitudes hasta la fecha en la que se publicó el informe, en total se habrían tramitado 807.914 solicitudes, de las cuales 466.873 habrían sido rechazadas, y unas 181.559 estarían a la espera de subsanar algún tipo de error que impedía su correcto tramite.
Aquí podemos comprobarlo:

Siete meses después de la puesta en marcha de este subsidio, tan sólo había llegado a un 19% de todas las personas a las que supuestamente iba a llegar, cuando por el mes de mayo los ministros Iglesias y Escrivá anunciaban con orgullo esta prestación.
El pasado 18 de Marzo, pudimos conocer los últimos datos en relación al IMV, esta información más reciente nos dice que ya hay 203.838 prestaciones a hogares donde residen 565.195 personas. Es decir, casi un año después de que se anunciara el gran «Escudo Social» por parte del Gobierno de progreso de PSOE y Unidas Podemos, después de que los más altos cargos sacaran pecho por este nuevo subsidio, por venir a ser «un nuevo derecho social» y después de que se repitieran hasta la saciedad los eslóganes de «Nadie se queda atrás» o «Salimos más fuertes», vemos que el Ingreso Mínimo Vital no ha llegado ni a una cuarta parte de los beneficiarios a los que decía que iba a llegar. De los 850.000 hogares y 2’3 millones de personas a los que se anunciaba que iba a llegar, un año después apenas ha llegado a una cuarta parte de todos estos hogares y personas, habiendo llegado a un 24% de lo previsto.
Es palpable que se han hecho muchas cosas mal durante todo este tiempo, parece más que evidente que los números que se anunciaron eran exagerados en comparación con la capacidad real que se tenía, algo que hasta el propio Escrivá reconoció cuando dijo lo siguiente:
«Es posible que se crearon expectativas excesivas sobre el ritmo al cual nosotros íbamos a ser capaces de llegar», en el Intermedio.
El Gobierno no debería haber lanzado mensajes exageradamente optimistas cuando sabía perfectamente que era prácticamente imposible llegar a todas esas personas y familias en un año. Si bien se ha de criticar a todos aquellos representantes políticos que alardearon de «Escudo Social» en su momento, especialmente hay que hacerlo con el ministro Escrivá, ya que sabía perfectamente que «en unos meses es imposible llegar a todos». Aunque no sea algo que nos coja por sorpresa, observamos que mientras se hacía bastante ruido con la creación de este subsidio, se ha pasado a un cierto silencio con el paso de los meses.
Si bien es verdad que se han reconocido algunos fallos, no se ha hecho con la rotundidad y la frecuencia con la que se sacaba pecho en mayo. Aquí nos volvemos a encontrar, una vez más, con la verdadera cara de la política.
En definitiva, el Ingreso Mínimo Vital que se anunció como un gran «escudo social» que iba a permitir que «nadie se quedara atrás», un año después no ha llegado ni a 1/4 de todas las familias y personas a las que iba a llegar. Un subsidio que se anunció por todo lo alto y del que hoy sólo hay silencio por parte del Gobierno.
