El pacto de Gobierno de PSOE y Unidas Podemos tenía dos líneas muy bien marcadas, por un lado se destinarían más recursos a aquellos servicios públicos que el Partido Popular (a su juicio) había desmantelado, como son la Sanidad y la Educación, y por otro lado se cobrarían más impuestos a las clases más adineradas para sufragar este gasto extraordinario, es decir, se subirían los impuestos sólo a los más ricos.
Desde hace años tanto PSOE como Unidas Podemos nos han estado diciendo que el Estado del Bienestar había sido desmantelado por los recortes del Partido Popular durante los años 2012, 2013 y 2014. Aquí podemos ver a Pedro Sánchez cuando decía que el PP había consolidado los recortes al Estado del Bienestar:
También el entonces secretario general de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, decía que «el PP estaba consolidando los recortes»:
Escuchando tanto a Pedro Sánchez como a Pablo Iglesias uno pensaría que los Presupuestos Generales del Estado que elaborarían las formaciones políticas de PSOE y Unidas Podemos irían a revertir por completo toda esta situación, es decir, a incrementar de manera notable el gasto tanto en Educación como en Sanidad, que fueron las partidas que más sufrieron los recortes del Partido Popular durante esos años.
Pues bien, seguramente el lector se acordará del acuerdo de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos del pasado Diciembre de 2019, este acuerdo establecía (entre otras cuestiones) que el gasto en Sanidad y en Educación pasaría a representar el 7% y el 5% de gasto sobre el PIB, tal y como vemos aquí.
Gasto en Sanidad:

Gasto en Educación:

Sin embargo, todo esto parece que queda en un simple «flatus vocis», ya que en el Programa de Estabilidad 2021-2024 enviado a la Comisión Europea se detalla el gasto previsto para las distintas partidas de los PGE, entre las que están tanto Sanidad como Educación. Tal y como podemos observar, ni el gasto en Sanidad ni el gasto en Educación se parece a lo prometido por PSOE y Podemos:

Como podemos ver, el gasto en Sanidad para el 2024 se situaría en un 6’2% sobre el PIB, lejos del 7% pactado. Lo mismo ocurre con el gasto en Educación, que se quedará prácticamente en el mismo lugar en el que está ahora mismo, con un 4’1%, lejos también del 5% acordado entre las dos formaciones progresistas. Si nos fijamos, tanto el gasto previsto en sanidad y educación por PSOE y Podemos es prácticamente similar al gasto que dejó el Gobierno de Rajoy a su marcha, un gasto que las formaciones ahora en el Gobierno calificaban como «austeras», «consolidadoras de los recortes», «que hacían aumentar la desigualdad», e incluso que «mataban», así decía Podemos a través de su cuenta de Twitter:
Uno se pregunta si verdaderamente una diferencia de décimas con respecto al gasto que dejó el anterior Gobierno viene a significar un aumento sustancial y considerable con respecto a este mismo. Alguien podría objetar que aunque es verdad que el porcentaje de gasto sobre el PIB no aumenta mucho, si el PIB sí crece mucho se compensaría por este lado, es decir, aumentaría el gasto en sanidad o educación sin tener que aumentar el porcentaje destinado a estas partidas, simplemente el crecimiento económico haría incrementar los ingresos. Sin embargo, esta apreciación (conveniente, no obstante) no tiene demasiado sentido porque la economía española no va a crecer de forma considerable en los próximos años con respecto a la situación previa. Como ya hemos comentado en varias ocasiones, la recuperación no llegaría hasta finales del año 2023, con lo que no es de esperar que la economía española crezca a tasas muy elevadas para que la diferencia entre el anterior gasto y el futuro sea considerable.
Esta primera mentira estaría sustendada en una principal, y es aquella en la que se decía que «sólo se subirían los impuestos a los más ricos».
El Gobierno de PSOE y Podemos ha repetido por activa y por pasiva que no se subirían los impuestos a las clases de rentas bajas ni a las clases de rentas medias, sino que sólo se subirían los impuestos a aquellas clases de rentas más altas, así escuchábamos a la ministra María Jesús Montero decir lo siguiente en sede parlamentaria:
Estas afirmaciones distan mucho de ser ciertas, ya que no son pocos los impuestos que se pretenden subir y/o que se han subido y que afectan especialmente a las clases de rentas bajas y medias.
Por un lado, están aquellos impuestos que están incluidos en los PGE de 2021, a saber:
- El IVA de las bebidas azucaradas (bebidas refrescantes, zumos y gaseosas con azúcares o edulcorantes añadidos) pasa del 10% al 21%.
- Impuesto a las transacciones financieras.
- Impuesto sobre determinados Servicios Digitales.
- Incremento del tipo sobre Primas de Seguros del 6% al 8%.
- Reducción de la bonificación fiscal del diésel.
- Impuesto sobre residuos.
- Impuesto sobre envases de plástico.
¿Qué espera recaudar el Gobierno con estos impuestos?
Pues atendiendo a sus cifras, se espera que con «los impuestos a los más ricos» se recauden 144 millones de euros en 2021, mientras que con los impuestos a las bebidas azucaradas, a las primas de seguro, al diésel y a los envases de plástico se espera que se recaude 1.736 millones de euros en 2021. Sólo con los impuestos a las bebidas azucaradas y las primas de seguros se recaudaría 5 veces más que con los impuestos a las rentas más altas.


Como vemos, lo que se espera recaudar con los impuestos a las rentas medias y bajas es 12 veces superior de lo que se espera recaudar con los impuestos a los más ricos.
Los impuestos que hemos incluido son aquellos que repercuten de una forma más clara y directa sobre los consumidores, sin embargo no son los únicos impuestos que les afectan. De una forma u otra, tanto el impuesto sobre Transacciones Financieras, como el de Servicios Digitales y el que afecta a los Residuos acabará repercutiendo en el precio de los bienes y servicios que acabe consumiendo el cliente final. Es probable que las empresas no vayan a repercutir todo el incremento impositivo, pero sí harán repercutir una parte de este a los consumidores.
En mayor o menor medida, todos los impuestos acaban repercutiendo en el consumidor final, y lo normal es que nos encontremos con más ciudadanos con rentas bajas y medias que con ciudadanos con rentas altas.
No obstante, los impuestos presupuestados no son los únicos que el Gobierno plantea subir, sino que en las últimas semanas hemos podido conocer que el Gobierno ha dejado la puerta abierta a la subida del IVA de ciertos bienes y servicios que hoy están tributando al tipo reducido (10%) y al superreducido (4%) que podrían pasar al tipo general (21%) de IVA. Al mismo tiempo, hemos podido leer como también se ha abierto la posibilidad a que el Gobierno ponga peajes tanto en autovías como en carreteras, aunque esto último no está demasiado claro que lo lleguen a implantar si no hay consenso entre los distintos grupos.
Como podrá deducir el lector, ni los peajes ni el IVA son impuestos que afectan distinto a ricos y a pobres, sino que afectan de la misma forma. Tanto el rico como el pobre pagan exactamente lo mismo por IVA y por el uso de una autovía.
En definitiva, vemos como tanto PSOE como Unidas Podemos han engañado a sus votantes con dos cuestiones fundamentales, ya que ni van a subir los impuestos sólo a los más ricos, porque se prevé recaudar mucho más con los impuestos a las rentas medias y bajas que con los impuestos a las rentas altas, ni ese incremento recaudatorio va a ir a financiar unos mayores servicios públicos como Sanidad o Educación, ya que el gasto se situará prácticamente en los mismos niveles que con Mariano Rajoy.
