El pasado 2 de Diciembre, el diputado Íñigo Errejón se subió a la tribuna de oradores del Congreso para dar el siguiente discurso sobre la desigualdad de riqueza.
En este discurso, Errejón critica la defensa de un político de Vox del esfuerzo y del talento basándose en que «la desigualdad se hereda». El líder de Más País hace mención a un informe sobre la ciudad italiana de Florencia donde, según Errejón, se demuestra que los que eran ricos hace 600 años siguen siendo ricos hoy en día, puesto que los herederos de aquellos ricos siguen beneficiándose de aquella riqueza y del estatus de sus antepasados a través de sus apellidos. A todo esto, el diputado añade que «la desigualdad no tiene nada que ver con el mérito ni con el talento».
En el presente artículo vamos a desgranar el informe al que hace mención Íñigo Errejón, y también vamos a dar respuesta a si la desigualdad se hereda o se basa en el talento y el esfuerzo.
El paper mencionado se trata de un trabajo de los economistas Guglielmo Barone y Sauro Mocetti titulado «Intergenerational Mobility in the Very Long Run: Florence 1427-2011», del año 2016. En este estudio se analiza la movilidad intergeneracional tanto de ingresos como de riqueza a lo largo de casi 600 años en la capital de la Toscana italiana.
Las principales claves que señalan los economistas italianos son las siguientes:
El hecho de poseer un determinado apellido hace que, por el mero hecho de tenerlo, se consiga (de media) una renta un 5% más alta que el resto y se tenga una riqueza un 12% también mayor que el resto. Por ejemplo, apellidarse «Bernardi» o «Medici» en lugar de «Grasso» hace que tus ingresos y patrimonio sean un 5% y un 12% más altos, respectivamente.
Sin embargo, esto no quiere decir que los herederos de los que eran ricos hace 6 siglos sigan siendo los más ricos hoy en día, aquí podemos comprobar que no es cierto.
Si dividimos la sociedad en tres estratos (clase de rentas bajas, medias y altas), nos encontramos con que el 67% de las rentas más altas en 1427 hoy han pasado a ser clases medias y bajas. Al mismo tiempo, el 75% de los que eran pobres en 1427 ahora ocupan la mayor parte de los ingresos más altos de la sociedad florentina. O dicho de otra forma, el 67% de los que tenían los ingresos más altos hace 600 años hoy están repartidos entre clases medias y clases bajas, mientras que los que tenían los ingresos más bajos hoy ocupan la mayor parte de los ingresos altos y la segunda mayor parte de los ingresos medios.

Lo mismo ocurre con la distribución de la riqueza, el 60% de los que eran ricos en 1427 han pasado a ser clases medias y bajas, mientras que el 75% de los que eran pobres en 1427 han pasado a integrar las clases medias y altas. Es cierto que los autores constatan un «suelo de cristal», ya que debería haber habido algo más de movilidad social y más ricos deberían haber caído a los niveles medios y bajos, pero esto no significa que no haya habido tal movilidad social.
Tanto en lo referido a la renta como en lo referido a la riqueza, los que eran pobres en 1427 hoy ocupan (en mayor medida) los estratos más altos.
Estas diferencias que aún se mantienen se pueden deber a dos hipótesis que manejan los autores, una es la poca movilidad social previa al capitalismo y las regulaciones sobre los gremios.
En cuanto a los gremios, los más poderosos eran los dedicados a la fabricación y comercialización de seda y lana, también los banqueros. Muchas familias florentinas eran banqueros de éxito (por ejemplo, los Bardi, los Médicis y los Peruzzi), y también eran conocidos en toda Europa, ya que establecieron casas bancarias en otras ciudades importantes como Londres, Ginebra y Brujas.
Como es sabido, los gremios son un conjunto de personas que comparten una misma profesión y que impiden el acceso a dicha profesión a otros posibles competidores que pudieran arrebatarles cuota de mercado. Los gremios han gozado, y siguen gozando en la actualidad, de regulaciones estatales privilegiadas que hacen que monopolicen su actividad. Un ejemplo actual sería las farmacéuticas, estancos o los taxis.
Pues bien, es justamente en este tipo de profesiones (banqueros, abogados, médicos, gremio de la lana y seda, etc) donde se ha visto una mayor persistencia de la herencia. En este gráfico podemos visualizarlo.

Otra de la hipótesis que manejan los autores es que la movilidad social en el siglo XV era muy reducida, o apenas se daba, mientras que gracias a la industrialización y al auge del capitalismo esto ha cambiado considerablemente.
En la etapa previa a la llegada y posterior generalización del capitalismo, la movilidad era muy escasa y prácticamente inexistente, y no sería hasta la etapa capitalista cuando de verdad se empezó a dinamitar la situación que existía en 1427. Por lo que realmente la situación en cuanto a la movilidad entre las distintas clases sociales no empezó a cambiar hasta el siglo XIX, y en adelante.
Con todo esto, estamos en disposición de responder a la pregunta inicial, y la respuesta es que ni la desigualdad se basa enteramente en el esfuerzo y el talento ni se basa enteramente en la herencia, sino que ambas intervienen. Hemos podido comprobar con los datos del paper que no es posible achacar esta desigualdad únicamente a un único factor o variable. En general, y esto es algo que se aplica a casi todo, tratar de explicar un fenómeno con una única variable (ya sea por el talento o la herencia) es una trampa, porque en los fenómenos no interviene una única variable.
En definitiva, no es verdad que los más ricos de Florencia en 1427 sigan siendo los más ricos hoy, el capitalismo ha sido fundamental a la hora de incrementar la movilidad social, y hoy los que eran más pobres en Florencia ocupan la mayor parte de los estratos sociales más altos, tanto de riqueza como de renta.
