A raíz de la reforma que pretende llevar a cabo el Gobierno de PSOE-Podemos en materia de pensiones (algo que va a dar muchísimo que hablar en las próximas semanas) y de los recortes en forma de reducción de las pensiones futuras, alargamiento de la edad de jubilación, o aumento del periodo de cálculo de las pensiones que acabarán llegando, se ha vuelto a poner sobre la mesa la opción de eliminar las autonomías y pasar de un Estado descentralizado a uno centralizado.
Esta nueva puesta en escena de las autonomías en el debate público ha sido promovida por Vox, el partido de Santiago Abascal siempre ha apostado por la eliminación de las autonomías y por una centralización del gasto y de la toma de decisiones por parte de la administración central. Un lema que siempre han esgrimido desde Vox es el siguiente: «O autonomías o pensiones».
Así pues, podemos ver a miembros importantes declararlo en Twitter:
Santiago Abascal:
Jorge Buxadé:
Para comprobar si es verdad que eliminando el Estado autonómico se soluciona el problema de las pensiones, hay que cuantificar el gasto que supone uno y el gasto que supone otro, y eso es lo que vamos a analizar a continuación.
Por un lado, el gasto en pensiones para el año 2021 está presupuestado en 163.297 millones de euros, mientras que en 2020 fue de 158.212 millones de euros y en 2019 de 144.834 millones de euros.

Estas cifras suponen que de un gasto público en 2021 de 453.073 millones de euros, el mayor gasto de la historia, la parte correspondiente a las pensiones se lleva el 35’80% de todo el gasto presupuestado.

Ahora bien, ¿cuál es el gasto en la estructura burocrática sobre la que se sostienen las autonomías?
Si acudimos a los informes anuales que nos proporciona Eurostat sobre el gasto del Gobierno por funciones, podemos saber cuanto nos cuestan las autonomías. En primer lugar, en la parte de «Órganos ejecutivos y legislativos, asuntos financieros y fiscales, asuntos exteriores» (Executive and legislative organs, financial and fiscal affairs, external affairs) podemos ver el coste de parlamentos, cámaras de diputados, senados, asambleas, ayuntamientos, asuntos y servicios financieros y fiscales de todos los niveles de la administración, administración de los asuntos y servicios exteriores.
En segundo lugar, en la parte de «Servicios generales» podemos observar el gasto dedicado a la administración y funcionamiento de los servicios generales de personal.
Si sumamos las dos partes, podremos conocer el coste burocrático, que es el siguiente:

Como vemos en el gráfico superior, el gasto entre ambas partidas suma un total de 2’5 puntos del PIB (1’5+1) entre «Executive and legislative organs» y «General services», esto supuso en torno a 30.000 millones de euros en el año 2019. Estas cifras están bastante alejadas de las que mencionaba Abascal en otros tiempos, donde contaba que las autonomías costaban entre 60.000 y 90.000 millones al año.
Este porcentaje del PIB destinado a dichas actividades está por debajo tanto de la media de la Eurozona (3’1 puntos del PIB) como por debajo de la media de la Unión Europea (3 puntos del PIB), y se sitúa por debajo del coste que les supone estas funciones a países con una administración centralizada como pueden ser Francia (3’4 puntos del PIB), Portugal (3’1 puntos del PIB), Grecia (4’3 puntos del PIB), Hungría (5’2 puntos del PIB), Italia (3’1 puntos del PIB) o Estonia (2’7 puntos del PIB).
No obstante, aunque se acabara con el Estado autonómico no nos ahorraríamos esos 30.000 millones ya que seguiríamos necesitando una estructura burocrática con la que poder gestionar el gasto en sanidad, educación, y en el resto de competencias de las autonomías. Así que si ya de por si el ahorro de 30.000 millones de euros no sería algo que supusiera ningún cambio importante, el ahorro real no sería nada del otro mundo.
¿Una administración centralizada sería menos costosa que una administración descentralizada?
Es complicado saberlo, es posible que pudiera resultar más cara y también es posible que pudiera resultar más barata, lo que sí podemos visualizar es el coste de las administraciones actuales en los distintos países, en función de si están centralizados o descentralizados.
Según las bases de datos de la OCDE, los países más centralizados del mundo son los siguientes:

Mientras que los países más descentralizados son estos:

A este gráfico habría que sumarle el siguiente, ya que lo anterior sólo tendría en cuenta el gasto que es competencia de las administraciones subnacionales (Comunidades Autónomas), y faltaría el gasto que es competencia de las administraciones locales:

Así pues, por ejemplo, veríamos que la administración central en España dispondría del 37’1% del gasto total, mientras que las autonomías dispondrían del 49’2% y las administraciones locales dispondrían del 13’7%.
Tal y como se observa en los gráficos, los países europeos con una mayor descentralización serían: Dinamarca, Suiza, Suecia, España, Bélgica, Alemania y Austria.
Mientras que los países con un mayor grado de centralización serían: Grecia, Irlanda, Luxemburgo, Portugal, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Francia, Estonia, Letonia, República Checa, Islandia, Italia, Polonia, Países Bajos y Noruega.
Ahora comprobemos cuantos puntos del PIB destinan a sus estructuras burocráticas:
Países descentralizados:
Dinamarca: 1’9 puntos del PIB, Suiza: 2’2 puntos del PIB, Suecia: 4 puntos del PIB, España: 2’5 puntos del PIB, Bélgica: 3’3 puntos del PIB, Alemania: 3’2 puntos del PIB y Austria: 3’4 puntos del PIB.
Países centralizados:
Grecia: 4’3 puntos del PIB, Irlanda: 1’1 puntos del PIB, Luxemburgo: 3’6 puntos del PIB, Portugal: 3’1 puntos del PIB, Hungría: 5’2 puntos del PIB, Eslovaquia: 3’5 puntos del PIB, Eslovenia: 2’7 puntos del PIB, Francia: 3’4 puntos del PIB, Estonia: 2’7 puntos del PIB, Letonia: 2’4 puntos del PIB, República Checa: 2’7 puntos del PIB, Islandia: 2’2 puntos del PIB, Italia: 3’1 puntos del PIB, Polonia: 2’6 puntos del PIB, Países Bajos: 2’2 puntos del PIB y Noruega: 2’5 puntos del PIB.
Si hicieramos la media entre unos y otros, veríamos que apenas hay diferencias (2’92 puntos del PIB los primeros y 2’95 puntos del PIB los segundos), España tiene un menor gasto que 11 de los 16 países centralizados de Europa, y es el tercer país descentralizado con menor gasto en la burocracia administrativa.
En definitiva, y tras todo lo que hemos podido observar, la disyuntiva entre pensiones o autonomías no deja de ser un falso dilema al que nos llevan teniendo acostumbrados desde Vox en los últimos años, el problema del sistema de pensiones es estructural y no tiene relación ninguna con el Estado de las autonomías, ni eliminando las autonomías se avanza en la resolución de dicho problema.
El Estado Autonómico español es de los más baratos de toda Europa y difícilmente nos podríamos ahorrar mucho más dinero si centralizaramos las competencias de las que hoy se encargan las CCAA. El dilema «Autonomías o Pensiones» está al nivel de «Seat Panda o Rolls-Royce».
