¿Por qué cada vez tenemos menos hijos?


La progresiva reducción de la natalidad en los países occidentales y más desarrollados es algo que preocupa a buena parte de la población que ve como cada vez las familias tienen menos hijos y como, a su vez, las personas tenemos una mayor esperanza de vida.

Al margen de si es bueno o malo que cada vez nazcan menos niños, hay que tratar de encontrar las causas por las cuales cada vez se tienen menos hijos. Hay quienes reducen esta cuestión a la simple falta de recursos económicos, sin embargo veremos que este fenómeno tiene muchas más explicaciones de las que nos podemos imaginar, en este artículo mencionaremos algunas de estas razones.

En primer lugar, ¿cómo ha evolucionado la tasa de natalidad desde los años 50 en los países más desarrollados?

Como vemos en el gráfico de arriba, mientras que en los años 50 se llegaban a tener entre 2’5 y 3’5 hijos por mujer (España tenía una tasa de 2’45 hijos por mujer), en la actualidad esa cifra se ha reducido considerablemente desde finales de los años 60 y principios de los 70. En 2020, la situación es la siguiente:

Tal y como se observa, hoy se tienen entre 1’3 hijos y 1’8 hijos por mujer, lo que significa que se ha reducido la tasa de natalidad aproximadamente a la mitad. En España la tasa de natalidad actual se encuentra en los 1’36 hijos por mujer, una de las cifras más bajas de Europa.

Si vemos también cuales son los países que tienen más hijos por mujer y cuáles son los que menos, observamos una cierta correlación entre la riqueza y el grado de desarrollo de un país y el número de hijos por mujer.

Mapa del mundo en 1950: Tasa de natalidad.

Mapa del mundo en 2019: Tasa de natalidad.

La evolución hacia un menor número de hijos es clara en todo el mundo, aunque siguen siendo los países más ricos los que tienen una menor tasa de natalidad y son los países más pobres los que tienen una mayor tasa de natalidad. Una baja esperanza de vida (la menor esperanza de vida ronda los 50 años en los países más pobres), un menor o nulo acceso a anticonceptivos, una pobre o nula sanidad, un escaso grado de alfabetización de los más pobres, una cultura distinta o una menor calidad de vida como consecuencia de la pobreza de estos países son algunas de las muchas causas que pueden explicar el mayor número de hijos por mujer en estos países. Como ha sucedido a lo largo de la historia, las parejas tenían hijos para (entre otras cuestiones) ayudar a la familia en el trabajo y de esta manera conseguir la supervivencia de la misma, y esto es algo que sigue ocurriendo en los países menos desarrollados.

Para el caso de España, el INE nos ofrece la «Encuesta de Fecundidad» (2018) donde nos podemos encontrar con distintos motivos que ofrecen las mujeres para no tener hijos o no tener más hijos en el caso de que ya hayan sido madres.

Estas son las razones que señalan las mujeres que ya han sido madres, por grupos de edad:

Tal y como se observa, entre el grupo de las menores de 30 años la razón principal es la agrupada entre «razones económicas, laborales o de conciliación de la vida familiar y laboral» con un peso del 36’1%, la segunda razón más importante es que «ya han alcanzado el número de hijos que querían tener» con un peso del 28’6%, mientras que «por razones de edad» y «por no tener pareja/no es la pareja adecuada/la pareja no quiere tener hijos» son las otras dos razones que tienen más importancia en la decisión de no tener más hijos. En el siguiente grupo de edad (30-34 años), el motivo principal es el de haber alcanzado el número de hijos que querían tener, mientras que las «razones económicas, laborales o de conciliación de la vida familiar y laboral» pasan a un segundo plano de importancia. En el resto de grupos las razones de edad van adquiriendo una mayor importancia y se va reduciendo el de la agrupación de razones económicas y laborales.

Por otro lado, en cuanto a las mujeres que aún no han sido madres parece haber cambios en el orden de importancia de las razones, a saber:

En el grupo de menos de 30 años, se le da mucha más importancia a la cuestión de la edad (42’3%) que a la cuestión económica (24’4%). También el «no tener pareja/no ser la adecuada/tener una pareja que no quiere hijos» tiene un peso significativo (14’6%), mientras que el «no querer ser madre» pesa un 6’9%. En el siguiente grupo (de 30 a 34 años) el orden y la importancia de los motivos cambian, ya que el peso de las razones económicas se ve incrementado (28’1%), el de «no tener pareja/no ser la adecuada/tener una pareja que no quiere hijos» también aumenta considerablemente (26’5%) y el de las mujeres que no quieren ser madres casi se multiplica por tres (18’3%), la razón de la edad aquí prácticamente desaparece. En los siguientes grupos el motivo de la edad y el de no querer ser madre también incrementa.

Como hemos comprobado, el motivo puramente económico tiene un peso importante pero no es el único motivo y ni siquiera es el más importante en todos los grupos de edad, hay que tener en cuenta que entre las razones que se incluyen en las «razones económicas» también están las que tienen que ver con el horario laboral o la conciliación de la familia con el trabajo, con lo que el porcentaje referido a la cuestión puramente económica debería ser inferior. No obstante, entre las mujeres que ya tienen hijos «los motivos económicos y laborales» sólo son la razón más importante en el grupo de «menos de 30 años», y entre las mujeres que no tienen hijos sólo es la razón más importante en las mujeres de una edad comprendida entre 30 y 34 años. Entre las mujeres sin hijos la cuestión de no querer ser madre tiene un peso importante, de la misma manera que lo tiene el no tener una estabilidad en la pareja o una pareja que desee tener hijos.

El mismo Instituto Nacional de Estadística nos muestra que las diferencias entre las mayores rentas y las rentas más bajas de España son insignificantes e incluso favorables a los más pobres, es decir, los más pobres tendrían más hijos que los más ricos, así lo vemos:

En el gráfico de arriba podemos observar como las diferencias en la tasa de natalidad entre unas rentas y otras no es significativa, siendo ligeramente mayor la tasa de natalidad en las ciudades más pobres que en las ciudades más ricas.

A continuación vamos a ver con mayor claridad como esas diferencias son mínimas:

Ciudades con mayor renta media:

Ciudades con menor renta media:

En esta comparativa vemos como no hay diferencias destacables entre la tasa de natalidad de unas mujeres y otras, tal y como hemos mencionado anteriormente.

Hay muchos más motivos que pueden modificar la preferencia de las parejas a la hora de tener hijos o a la hora de tener más hijos que no incluiremos aquí, pero que en mayor o menor medida pueden afectar a la decisión de ser padres. Sin duda, es un tema mucho más complejo de lo que parece y, tal y como hemos visto, no se reduce a la simple cuestión económica.

Que hoy en día haya una menor tasa de natalidad se explica por motivos económicos pero también por una serie de motivos culturales y de cambio en las preferencias de las parejas que tienen tanta o más importancia que las razones económicas.

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