La desigualdad es una cuestión que preocupa a mucha gente, esto es un hecho. Si observamos cualquier encuesta relacionada con la desigualdad de ingresos, veremos como hay un porcentaje importante de la población que cree que las diferencias de ingresos entre un grupo y otro deberían reducirse, o al menos que no parece algo justo. Para darnos cuenta de esto no tendríamos que irnos muy lejos, bastaría con ver el rechazo que siente mucha gente por el hecho de que un futbolista gane mucho más dinero que un médico, o que un youtuber pueda ganar muchísimo más dinero que un profesor de secundaria.
Uno de los eslóganes más repetidos por la izquierda es el de que por culpa del capitalismo la diferencia entre pobres y ricos se ha vuelto cada vez más grande, los ricos serían cada vez más ricos mientras que los pobres serían cada vez más pobres. Según este grupo ideológico, la aparición y generalización del capitalismo habría acabado con una sociedad previa más igualitaria, y habría sumido a la humanidad en una mayor desigualdad.
Pero, ¿realmente esto es verdad?
Al respecto de si hay cada vez más pobres, aquí podemos ver que no es cierto, justo al contrario.
En cuanto al tema de la igualdad, no es sencillo encontrar datos reales sobre la desigualdad de ingresos en la historia antes de la Revolución Industrial, al carecer de los registros que se vienen elaborando de forma relativamente reciente en nuestras sociedades, lo que sí podemos encontrar son estimaciones sobre qué tipo de nivel de desigualdad había en estas épocas.
Al no tener datos sobre ingresos, lo que se suele hacer es utilizar la desigualdad de estatura y de mortalidad para calcular el índice de desigualdad. En este trabajo de Milanovic, Lindert y Williamson, se utiliza un método distinto denominado «tablas sociales», a través del cual se llega a las siguientes estimaciones sobre distintas épocas importantes antes de la Revolución Industrial.


Cuanto más se acerque el valor de Gini a 1, más desigual será esa sociedad, mientras que si se acerca a 0, será una sociedad más igualitaria. Como vemos en las tablas, el índice Gini de distintas sociedades importantes (Imperio romano año 14 d. C., Imperio Bizantino año 1000, Holanda año 1732, etc.) se movía entre valores cercanos a 0.35 y 0.6, donde muy buena parte de estas sociedades mostraba una igualdad de renta cercana al 0.45 de Gini.
¿Cabe calificar a un sociedad con 0.45 de coeficiente de Gini como una sociedad muy igualitaria?
Realmente no, ese tipo de valores los podemos encontrar en países como Estados Unidos (0.41) o Chile (0.44), lugares calificados como desigualitarios por la izquierda mundial, además de ejemplos donde el «neoliberalismo» campa a sus anchas. Por tanto, y siguiendo con su lógica argumental, no se podría calificar a las sociedades preindustriales como el paradigma de la igualdad.
Los ejemplos de sociedades actuales mencionados en las tablas anteriores pertenecen a principios de siglo, sin contar con que la desigualdad de ingresos ha seguido bajando en todo el mundo desde hace 20 años. En este artículo ya analizamos esta caída de la desigualdad en todo el mundo.
La desigualdad en la Francia prerrevolucionaria era mucho mayor que la observada en cualquier país de Europa en la actualidad, y prácticamente del mundo. Lo mismo ocurría con Nueva España, o en la Holanda de 1561 y 1732.
Todo lo anteriormente mencionado teniendo en cuenta que las sociedades anteriores a la aparición y posterior generalización del capitalismo como sistema económico eran sociedades tremendamente pobres, con lo cual eran sociedades más o menos igualitarias en la pobreza, es decir, en la escasez de recursos.
No parece razonable comparar un tipo de sociedad donde el 90% de la población vivía en situación de pobreza extrema, con una sociedad en la que en torno al 10% de la población vive en dicha situación.

El simple análisis de la igualdad o la desigualdad basándose únicamente en el coeficiente de Gini (como si un valor más cercano a 0 fuera un valor más deseable que un valor cercano a 1) lleva a decir cosas como que es preferible vivir en un país como Irak (0.29) que en un país como Japón, España o Estados Unidos.
Que haya más o menos desigualdad no es una cuestión que deba preocuparnos, lo que debería preocuparnos es que siga habiendo gente en situación de pobreza, no que unas personas puedan tener más o menos.
En definitiva, como ya hemos visto a lo largo del artículo, en las sociedades preindustriales la desigualdad de renta era similar a la actual, con la salvedad de que hoy somos mucho más ricos que antes y que la pobreza extrema ha pasado de afectar al 90% de la población a afectar a menos del 10%.
